Autor: Inocencio Arruebo
Confiados a la memoria de los más antiguos del pueblo (Borrullán, Bonazas), aquellos de entre los que en 1970 fuimos obligados a salir por la expropiación para la construcción del Embalse de Búbal, y que por su edad habían tenido ocasión de transitarlos en numerosas ocasiones, en sus afanosas tareas agrícolas y de pastoreo, allá por el año 2012, los antiguos vecinos de Saqués decidimos en Asamblea iniciar la apertura de los antiguos caminos que comunicaban con los vecinos Piedrafita y Tramacastilla, con el bosque de El Betato y con los campos de labor en la falda de Telera y más arriba hasta los altos Puertos de Lana Mayor.
Con la ayuda en los últimos años de los amigos de Piedrafita, y de las Entidades para la señalética y refuerzo de algún tramo más complicado, en este año ya pasado se vio recompensado nuestro esfuerzo, y cumplido ese sueño inicial, con la incorporación de nuestros caminos a la Red de Senderos de Aragón.
Ahora mismo, se puede pasar una amena jornada senderista para todos los públicos transitando sus tres itinerarios circulares y comunicados: Saqués Piedrafita; Saqués El Betato; Tramacastilla Saqués, por las bucólicas Fondanetas.
Pero no me anticipo, que tengo que contar una historia por invitación del maestro en esto de escribir, Alberto Martinez Embid. Normalmente una vez al año, el último sábado de julio, allí nos reuníamos una docena de voluntarios y voluntarias con la idea de ganar unos cientos de metros a la inextricable espesura de 50 años de abandono. El primer camino que abordamos fue Saqués /El Betato. Partiendo del otro lado de la carretera al núcleo deshabitado de Saqués, dejando a la izquierda el antiguo depósito del agua y a la derecha los primeros huertos, se nos muestra el campo del Espinablo (“Espino Albar”), “Los Fundiles”, y más allá el evocador “las Mareras” que en un tiempo lejano alojó una de las “Tenas”, o caseta de pastores, que dan nombre al Valle (de Tena) y que recientemente han sido catalogadas como ejemplo de arquitectura seca declaradas Patrimonio Inmaterial de la Unesco (recomiendo Libro de Mariano Fanlo). Continuamos y el camino se va abriendo entre pinos, cajicos, hayas y bojes y acuden prestos los recuerdos de otros campos antaño fecundos y hoy agrestes: El “Retundo” (Redondo), las “Lanetas” (diminutivo de landa, pradera, Lanuza) o “Paúles” (zona con abundancia de agua). En fin, tras algún requiebro nos plantamos en la pista de El Betato, a la altura del puente del Górgol donde acabó nuestra contribución. Pero el camino unido sigue hasta Peña Telera y más allá…
El otro itinerario es el que enlaza Saqués con nuestro vecino Piedrafita, Ayuntamiento del que formamos parte. Se toma pasando por arriba del depósito de agua y después atravesando, solo atravesar, en un diagonal hacia la izquierda la carretera de Piedrafita nos adentramos de nuevo en nuestra misión.
Por esa orientación los campos que van quedando a ambos lados del camino se conocen como “Puzos”, “Sucardones”, “La Parata”, “los Viatres”; Sin duda delicioso y muy recomendable paseo de una media hora, con momentos y tramos inolvidables como la sorprendente y fantasmagórica zona enmusgada verde que parece corresponder a otra dimensión onírica.
Así se llega a la pista que facilita el último centenar de metros hasta la entrada de Piedrafita, con su mirador y su magnífica trilladora rehabilitada verdadero icono ya de la Entidad Local. Lléguense hasta el pueblo y admiren la valiosa arquitectura bearnesa de sus casas solariegas que lucen engalanados balcones, catalogados dinteles, labradas portaladas de piedra y orgullosos escudos infanzones. Y en fin, disfruten de sus establecimientos de hostelería, de sus terrazas al aire libre(Covid free) y, si es el caso, de las variadas fórmulas de alojamiento que se ofrecen.
En las jornadas de trabajo que se fueron sucediendo las herramientas siempre fueron pocas y manuales, la prioridad era evitar accidentes entre personas que carecíamos de toda destreza en esas lides forestales. A hachas, sierras, tijeras, “esgarrabarzas” se aferraron nuestras manos. Pero un día llegó una motosierra!!.
Añejas historias de cazadores de sarrios, tormentas de verano y nevadas que sorprendían en el monte a los saquesinos (o cascanueces) en su ajetreo de subir y bajar con el ganado al puerto a dar sal, a atender a los partos o a llevar “el recao” al pastor hasta las praderas de Bucuesa por la canal del pan, o la canal del ganado van aderezando los avances. Pico e ibón de Bucuesa, en la sierra Partacua (“parte aguas”, divisoria de aguas) donde se estrelló el avión ¿espía israelí?, que ha dado para variopintas especulaciones. Pero dejemos estas pesquisas para Don Iker Jiménez al igual que los episodios de brujería en El Betato, asunto al que ya ha dedicado programa.
Pregunten y lean al antropólogo Ángel Gari sobre las antiguas leyendas que tiene muy documentadas en los mejores archivos sobre los episodios brujería que se sucedieron como verdadera epidemia en el bosque de El Betato (“Vedado”, “prohibido” “sagrado”), y cuando
deba cruzarlo esté siempre atento el caminante del bosque: algún sonido, alguna visión, alguna impresión, intuición (insight, diríamos ahora) o alguna presencia benigna le insinuará una puerta al mundo mágico.
Todo ello me sirve de hilo conductor para agradecer la amabilidad de la Junta directiva de Montañeros de Aragón (gracias, Enrique) al haber programado para este noviembre de 2021 la excursión dominical desde Búbal, también expropiado en 1970, pasando por el campo de Tiburcio, el arco geotectónico (maravilla natural donde las haya) y el ibón de Piedrafita para concluir en Saqués, precisamente en bajada por alguno de estos caminos comentados.
Para entonces, antes de tomar el autobús de vuelta que allí nos esperará, me encantará mostraros algunos avances en la rehabilitación del pueblo de Saqués, en cuya odisea llevamos empeñados 20 largos y apasionantes años. Es mi deseo que al igual que ha sucedido con los caminos que se han incorporado a los Senderos de Aragón, la realización del proyecto urbanístico de Saqués suponga la incorporación a los pueblos con encanto del Valle de Tena, sumando patrimonio al hermoso paisaje rural de Aragón.
